lunes, 13 de febrero de 2023

Aniquilación de Michel Houellebecq

Los personajes centrales de Houellebecq suelen ser cínicos burgueses de mediana edad, que deambulan por su existencia como fantasmas y personifican cierta decadencia europea en la cual el autor –un provocador nato- parece regodearse. 

Su más reciente novela Aniquilación, no es una excepción en este sentido. En ella encontramos a Paul Raison, alto funcionario del Ministerio de Economía, que vive sólo para su trabajo a pesar de que no cree mucho en el sistema democrático al que representa y prácticamente no tiene contacto con su familia.

Lo que sí es una excepción es que en la novela exista una trama policial y algo parecido a una historia de amor. Así, mientras una serie de atentados terroristas de autoría desconocida impactan a su entorno, y su anciano padre, ex director de inteligencia, entra en coma, Paul vuelve a sentir algo por su esposa, con quien no ha interactuado en diez años, a pesar de seguir viviendo en la misma casa.

La delicada salud de su padre vuelve a reunir a Paul con sus hermanos y sus distintos problemas, como su hermana mayor desempleada y con una hija que se dedica veladamente a la prostitución y su hermano menor y su familia disfuncional, que incluye a su dominante esposa e hijo fruto de la inseminación artificial con otro hombre.

Pero así como Houellebecq es un maestro en situaciones sórdidas, no es un maestro de la trama, y sus repetidos intentos por hacer que todas estas historias confluyan, vuelven a la novela extremadamente morosa. No ayuda cuando el personaje principal relata sus sueños, casi siempre disparatados y llenos de oscuros presagios.

La novela, fiel a su título y a su autor, termina por aniquilar al lector con un final sin ninguna esperanza.


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