Santiago Mitre ya había tratado de forma crítica la política en su ópera prima “El estudiante” (2011), sobre la política universitaria en Buenos Aires, y en “La cordillera” (2017) sobre una hipotética cumbre de gobernantes latinoamericanos (en la que nuestro Alfredo Espinoza interpreta al presidente ecuatoriano). Pero en “Argentina, 1985”, aborda por primera vez un hecho histórico, el juicio político a la dictadura militar en los primeros años de democracia liderada por el fiscal Strassera -interpretado con sobriedad por Ricardo Darín- y se nota un cambio de tono.
El primer acto sigue la estructura clásica del “viaje del héroe”: Strassera, un juez sin mayor brillo durante la dictadura, recibe el encargo de liderar el juicio político contra los excesos de las juntas militares y en un primer momento duda sobre su capacidad para hacerlo (también por las amenazas hacia su familia que comienza a recibir), hasta encontrarse con su mentor, un viejo abogado que le empuja a hacerse cargo del proceso.
A partir de aquí la película va adentrándose en el género hollywoodense del drama judicial con un guiño a la “buddy movie”. Aparece el fiscal asistente Moreno Ocampo, nóvel abogado de familia patricia interpretado por Peter Lanzani, que tiene la idea de emplear a jóvenes funcionarios para recoger personalmente los testimonios de las numerosas violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar a lo largo y ancho del país. Esta evidencia -resumida en unos cuantos casos que se presentan entrecortadamente en edición- resulta determinante para definir el caso: un juicio para quienes no ofrecieron juicio alguno a sus víctimas.
En este sentido, el único reparo que se podría hacer a una película narrada ágilmente desde el género es haber suprimido la contraparte, la defensa de los militares. Y no porque su postura haya sido válida -de hecho es indefendible- sino porque su inclusión hubiera hecho de la película más un debate de ideas que la crónica de los puntos altos del juicio, como el brillante alegato final de Strassera ("Nunca más").
Es interesante el rol que juegan los familiares de los protagonistas como contrapunto a la historia oficial. Si el pequeño hijo con aires de detective de Strassera sirve para dar un toque cómico a la investigación, la conservadora madre de Moreno Campo, en un primer momento contraria a todo el proceso, representa a la opinión pública de la clase media a la que se trata de convencer.
Y aunque la película no ofrece mayores sorpresas en lo formal, es una historia sobre el pasado que puede dar luces sobre nuestro presente, en el que airadas voces claman por el siempre equivocado uso indiscriminado de la fuerza. Disponible en Amazon Prime.
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