La reseña pasada dio lugar a una discusión sobre el “spoiler”. Valga aclarar que la crítica cinematográfica no es un texto promocional sino que busca reflexionar sobre la película de forma integral, por lo que a veces se ve forzada a revelar detalles del final. De todas formas, en esta reseña no haré “spoiler” ya que no se trata de una sola historia si no de cinco.
En “Amor en tiempos de likes”, el habitué de Enchufe TV y director teatral Alejo Lalaleo lleva las cosas a su terreno, a través de cinco historias de puesta en escena sencilla, cinco “sketches largos” sobre el tema amoroso, con la fotogénica ciudad de Cuenca como telón de fondo.
En la primera historia, los actores de Enchufe TV, Diego Ulloa y Carla Yépez, son dos jóvenes poco agraciados que han sido plantados por sus respectivas parejas en una aplicación de citas, sin saber que ambos han falseado sus perfiles. En la segunda, dos actores de televisión guayaquileños, Erika Vélez y Diego Spottorno, son un matrimonio de empresarios en crisis que tratan que la madre de la mujer, viuda, vuelva a relacionarse con el sexo opuesto con la ayuda de las redes sociales.
Estas dos primeras historias, aunque desiguales en tono y actuación, establecen el registro de la película: una especie de “costumbrismo millenial” donde, aparte de ciertos modismos locales, abundan palabras globales como “selfie”, “match”, “face”, “pack”, “ghosting”, etc.
Pero hay que esperar a la tercera historia para encontrar un personaje que se aleje de los estereotipos. Eduardo Maruri interpreta a un popular “influencer” que comienza a dudar del mundo que le rodea: está a punto de casarse por redes con otra “influencer”, quien no es su pareja en la vida real, y sospecha que ambos son títeres de oscuros intereses. La historia de esta falsa pareja es la más ambiciosa del conjunto, además de la única que ofrece una mirada crítica al mundo de las redes.
Las dos últimas historias vuelven a los tópicos del amor romántico con parejas compuestas por miembros de Enchufe TV y actores de Guayaquil, como Carolina Pérez Flor y Carlos Scavone, y Shany Nadan y Jorge Ulloa, quien repite algunas de las características de sus personajes en Enchufe TV, como hablar a la cámara rompiendo la cuarta pared.
Ante esta perspectiva, la película también puede ser vista como un duelo actoral entre actores de la Costa y la Sierra. Esto se relaciona con una creciente tendencia en el cine ecuatoriano, presente desde sus inicios, de juntar a actores serranos con costeños (o incluir protagonistas guayaquileños en películas ambientadas en Quito) como en las recientes Agujero Negro, Gafas amarillas, y El rezador. Tema que seguiremos explorando.
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